lunes, 28 de enero de 2013

Cristianismo desde los Bordes...

Lc 1,1-4; 4,14-21

¿Tiene todavía sentido ser cristiano? Debajo de la gran cantidad en materiales, conceptos, oraciones, prácticas, ¿hay algo que tenga sentido hoy? es decir, algo que pueda ser capaz de decir algo no sólo a los cristianos sino también a quienes no comparten ni sus creencias ni tradiciones. El reto es triple.

1) Porque exige que tenga o dé sentido, incluso jugando con la expresión en inglés "que haga sentido", para el creyente, que no sólo le diga algo a él, sino que lo haga también capaz de decir algo. ¿Qué es un ser humano si no es capaz de hablar por sí mismo, ponerse en juego a sí mismo en esa búsqueda de un significado a sí y a lo que vive? tal vez un autómata pre-programado...

2) Exige que tenga sentido también para otros, tal vez no el mismo, pero que sea capaz de transmitir algo y algo que alcance al menos a sugerir de qué se trata el cristianismo. De lo contrario, éste se convierte en una especie de grupo segregado e incapaz de comunicarse con el resto de la sociedad. ¿Hacia dónde conduce un estilo de vida o un grupo que se encierra en sí mismo y se desentiende o se impone al resto de la sociedad? (se puede ver la película de "La Aldea" que ofrece una metáfora muy interesante al respecto)

3) Implica preguntarse sobre qué significa ser cristiano, qué condiciones lo hacen lo suficientemente comprensible para que haya quien lo viva, y lo suficientemente incomprensible para que provoque las preguntas radicales. ¿Qué es lo que "trae al mundo" al cristianismo, desde donde se vuelve comprensible como cristianismo?

La propuesta que Lucas presenta, es un intento de responder a esas preguntas. El texto lo hace muy explícito, Lucas trata de mostrar una historia con sentido y significado, es decir, creadora de sentido y con la solidez de un significado a descubrir y realizar. En la cotidianidad podemos decir que algo "tiene sentido", en cuanto reconocemos que se puede relacionar, conectar, con otras cosas o incluso con nosotros mismos. En cuanto al significado, la experiencia más común es la de preguntar "qué quiere decir", como quien es consciente de estar ante algo secreto, o que no es de fácil acceso, y a su vez, la expresión "significa mucho para mí" nos ayuda a comprender que lo que confiere peso, valor, a algo o a alguien es su significado.

A partir de lo anterior, las preguntas pueden reformularse así: ¿con qué y con quiénes se ha de conectar el cristiano? ¿qué es lo que relaciona o conecta el cristiano? ¿y qué es lo que trata de hacer cuando conecta o relaciona?
La respuesta de Jesús, según lo narra Lucas, es desafiante y escandalosa: no cualquier sentido es suficiente para un cristiano. "Ser feliz" o "superarse" son insuficientes, necesarios pero insuficientes. Asimismo, no cualquier significado corresponde a lo que en Jesús se "revela".
¿Quieres ser feliz, realizar tus sueños, encontrar satisfacción en la vida y en lo que haces, que tu vida fluya? ¡excelente! también los dioses del mercado (el dios dinero o capital) lo quiere, y lo ofrece constantemente y más que cualquier otro. Entra en esta historia y no faltarán productos, imágenes, deseos para que sigas viviendo… como tampoco faltarán los que quedan al margen, desconectados, insignificantes porque no llenan los requisitos para entrar en esa historia, porque las vidas de éstos no valen mucho, después de todo, "no dicen nada a nadie"…

En concreto, la radical propuesta de Jesús parte desde dentro del espacio religioso (en la sinagoga) para hacer una declaración que podría calificarse de atea. Habla de Dios en términos no religiosos. No alude ni al culto, ni al Templo, ni a los sacrificios ni a los rezos. Ninguna referencia de destrucción aparece, sino el establecimiento de un sentido: desde los bordes de la historia, los márgenes. Habla de liberar oprimidos, anunciar una buena noticia -y no sólo la felicidad, producto manufacturado y que se puede encontrar embotellado- a los pobres, vista a los ciegos. Lo que está en juego es el significado mismo de Dios… y del ser humano. Cuando la religión se encierra y centra en sí misma, lentamente incurre en la adoración del capital, cuyo valor depende de un acto de poder, de fetichismo.

Jesús "dice a Dios" en términos no religiosos, muestra el "significado de Dios" como el acontecimiento de dar significado (peso, reconocimiento) a los excluidos, e incluso apunta a conectar con ellos. En este sentido es ateo. Dios no aparece en ningún momento, pero nos hace comprensible su gesto cuando menciona al Espíritu: Aquél que conoce "el significado de Dios" (1 Co 2,11), lo más profundo e íntimo de él, conduce a conectar/relacionarse con los que carecen de peso, valor, con los insignificantes. Asimismo, el Espíritu empuja a entrar en una historia alternativa, no fuera de la realidad, sino poniendo en acto un modo de conectarse distinto, incluso en otra dirección, no sólo de la mera búsqueda de felicidad y progreso, sino también en esa otra búsqueda difícil pero indispensable de construir una comunidad política (sociedad), una vida junto con otros. En esta perspectiva, el cristianismo se muestra como algo más que una experiencia interior o de moralidad individual… es una apuesta radical por la humanidad desde la relación con otro.

Decir a Dios cristianamente, implica un lenguaje ateo, secular, laico, en el que la humanidad se toma en serio, se reconoce responsable de sí misma, y sin embargo, el origen, la fuerza para esto, proviene de vivirse desde los bordes… desde los bordes de la creencia, con riesgo de volverse "increyente"; desde los bordes de la historia, con riesgo de quedar "fuera"; desde los bordes de la Iglesia y desde los bordes de la humanidad misma, con riesgo de no volver a ser nunca las mismas…

Decir cristianamente a Dios implica hacerlo desde los bordes… desde el ponerse en juego tomando en serio nuestra humanidad...

1 comentario:

  1. Dice Lucas que Jesús fue "como de costumbre" a la sinagoga -el lugar de la religión y los rituales y adornos- ahí hace el anuncio de su misión, pero ésta se desarrolla fuera de, entre los marginados, los que están en los bordes o más allá de los bordes...
    Las religiones -como la mayoría de seres humanos- excluye para poder incluir, o, pone límites y condiciones para señalar quién está "dentro" y quien "fuera". Los bordes de México con Estados Unidos son un fuerte ejemplo de lo que es excluir para establecer quién sí está dentro. En la declaración de independencia de USA se dice que ellos como pueblo sostienen que todos los hombres han sido creado iguales y que han recibido de su creador derechos que son inalienables... pero la intención de los que escribieron esa declaración incluía únicamente a los que eran "WASP" White Anglo Saxon Protestant, los que no fueran todo eso, no eran iguales y no tenían derecho a buscar la felicidad; por eso es que sólo hasta casi un siglo después es que Lincoln hace la emancipación de los esclavos de origen afro-americano, por eso es que los italianos no son aceptados, ni los irlandeses ni los alemanes, ni los hispanos, et cetera.
    El catolicismo, como religión de "domingo" excluye, echa fuera a los que no quiere que "afeen la imagen de la iglesia, sus ceremonias, sus rituales, su riqueza de siglos", pero el catolicismo que no es de domingo sale a estar con los marginados, los enfermos los prisioneros y al mismo tiempo no deja de orar -aunque no esté dentro de la "sinagoga" o de un "templo"; lo hace así a imitación de Jesús que después de que leyó ese texto y proclamó que lo leído se acababa de cumplir ante la mirada de los presentes, salió y comenzó su misión "fuera de la sinagoga, sin ceremonias, sin rituales, para estr entre los que estaban en los bordes de la sociedad y de la religión e incluso en los bordes de la vida... Por ello Jesús será juzgado como blasfemo por las autoridades religiosas, crucificado por los romanos fuera de la ciudad, para también ser sepultado fuera de la ciudad, pero para resucitar fuera de los bordes de los que se creían "dentro", "salvados"

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