sábado, 31 de agosto de 2013

No corazón sino pan

Los hombres no tienen corazón,
tienen pan…

El pan nace con sudor y sangre,
con tierra y sol;
crece con la lluvia y el trabajo.

El pan se hace amasándolo,
necesita de unas manos diestras;
debe pasar por el fuego
pues sólo así toma consistencia
y firmeza.
Para alimentar debe partirse.

Los hombres no tienen corazón,
tienen pan.

J.B.P.A.

martes, 27 de agosto de 2013

En la mesa del banquete del Capital

22 Domingo Ordinario
1 de Septiembre de 2013

Lc 14, 1. 7-14

En la mesa del banquete del Capital, 
'los nadie' (E. Galeano) son 'alguien' 
si se dan cuenta que el capital y su obtención 
son los motores de la historia humana (I. Ellacuría)

Tienen un lugar en el banquete, 
si antes han sido capaces de hacerle un lugar 
al consumismo desenfrenado, 
y a una religión que lo justifique. 

En la mesa del banquete del Capital, 
Jesús no es Jesús, sino el solemne Cristo Rey,
que aparece coronado, vestido de realeza, 
crucificado en cruces de oro, 
expuesto en custodias con diamantes. 

En la mesa del banquete del Capital,
la religión tiene un lugar, 
siempre y cuando el discurso sea prudente, 
la justicia sea para defender sus intereses,
y la caridad para sentir menos culpa.

En la mesa del banquete del Capital,
la Iglesia coquetea con la riqueza,
el templo es "casa digna" sólo -y sólo-
si se utilizan los mejores materiales 
para su construcción -y reconstrucción-.

En la mesa del banquete del Capital,
lo majestuoso del Vaticano no es impedimento
para hablar de una Iglesia desprendida, anonadada, sencilla,
La opción por el pobre es cuestión de preferencia,
no de urgencia, no de congruencia, no de fidelidad al Evangelio.

En la mesa del banquete del Capital,
nos hemos sentado todos, 
pero no todos hemos sabido -ni querido- levantarnos de ella,
para ir a la otra mesa... la mesa del banquete del Reino

Ahí nos espera el carpintero,
sin vestidos que lo distingan, 
sin cálices de oro, sin adornos barrocos,
con una copa de barro y llena de 'vino mejor'
con el pan que alcanza para todos. 

En la mesa del banquete del Reino de Dios,
no todo es comida y bebida; 
es Dios actuando, irrumpiendo, desgarrando,
es Dios sanando, liberando, salvando,
es justicia, es fraternidad, 

Ahí además nos esperan otros, 
que han configurado su tiempo, su agenda y su corazón
con la preferencia del nazareno por los desposeídos, 
por los arrojados,
por los excluidos. 

Ahi nos esperan los que, 
pudiendo haber permanecido en la mesa del banquete del Capital,
eligieron hacer vida aquello de Jesús:
«Cuando des un banquete, 
invita a los pobres, 
a los lisiados, 
a los cojos y a los ciegos»

Ahí nos espera el Viviente, 
el Señor, 
el que da los primeros lugares a los que saben 
que, la entrada es através de los últimos,
a través de los que viven en los 'bordes'