viernes, 16 de diciembre de 2022

 El Nacimiento del Mesías en estos tiempos: una provocación literal

“En tiempos de una globalización que exigía cada vez más recolección de datos, todo ser humano fue constreñido a registrarse proveyendo desde información biográfica, gustos e intereses, tendencias afectivas hasta datos biométricos. Todos participaban de esa gran colecta de información, ya fuera mediante el internet o en las oficinas y medios físicos de registro de las instituciones. Así sucedió con una pareja, quienes probablemente se encontraban en esos márgenes en los que apenas se alcanza a registrar algo de su existencia, aun cuando fueran parte de lo que trae a la existencia a otro ser humano a este mundo.
Mientras estaban en ese interminable e imparable proceso de continuo registro, codificación y consumo de la vida, a esa pareja en precariedad e incierta supervivencia le llegó el momento de dar a luz a un ser humano que, anónimo como era, apenas halló un lugar para nacer y yacer, pues no había lugar digno para quienes no ofrecían ninguna información útil para registrar ni aportaban nada que fuera de interés en el mercado en que se ha convertido la vida.
En algún lugar en medio de ese ir y venir de datos y de circulación de personas en función de una economía y mercados al servicio de sí mismos –pero con buena voluntad, al menos voluntad de eficiencia y utilidad– había algunas personas funcionales aunque relativamente marginales –eran poco relevantes a nivel de decisiones y efectos en el sistema, pues se hallaban ‘bien’ en su funcionalidad marginal– que incluso a deshoras y con cansancio mantenían las cosas como estaban. A éstas les llegó algo que probablemente vendría de Dios –porque es raro y hasta un tanto inesperado y arriesgado en lo que propuso– y dio lugar a una proposición extraña, incómoda y poco verosímil, la cual suscitó algo de temor porque parecía ir en serio y ser muy literal: «Juéguensela en esto: hay una buena noticia, algo que se revela sólo a quien se aventure a ser realmente pueblo con otros, en especial con los sin-pueblo, es decir, con quienes ni están registrados –los sin papeles, sin pertenencia, sin propiedad, vidas perdidas– ni tienen valor, ni como información ni como parte de los valores del sistema de recompensas y utilidad de y para los egocentrismos que dinamizan nuestro mundo. Esta buena noticia comienza algo y tiene carne y vida en este mundo, hoy, al interno mismo de esta fría y compartimentada sociedad, en algún lugar de la ciudad; se trata de aquello a través de lo cual se cuela a nuestro mundo otra vida real –no mero ideal–, auténtica, digna de ser llamada vida, y que desborda y descoloca nuestras políticas, psicologías y otras formas de saber y actuar. Si quieren encontrarse con esto, he aquí hacia dónde han de ir: a quien en esta noche fría está envuelto en desnudez y abandono, posiblemente cubierto con un periódico o unos sucios harapos yaciendo en el piso, sin nombre, un bulto más para el espectáculo de las pantallas móviles que van y vienen por todos lados.   
De repente esta excesivamente literal propuesta se vio acompañada por la inesperada sensación de que en verdad, ahí podría estar Dios, la vida que nos vive y nos vuelve, al realizar este excesivo y arriesgado acto, testigos y lugar de una alegría para este mundo… para quienes quedaron al margen de él… y quizá también para nosotros…” 

(Cf. Lc 2,1-14)

lunes, 8 de julio de 2019

Curar la vida


XIV Domingo del Tiempo Ordinario


Pónganse en camino, sin dinero, sin morral, sin sandalias, sin detenerse... (Lc 10, 3-4) 

Siempre nos desinstalas, Jesús, porque no supiste nunca estar encerrado en un templo, esperando que las cosas sucedieran, planeando y organizando estrategias pastorales.

Lo tuyo era andar de camino, siempre. Bordeando las ciudades, peregrino del Padre, recorriendo aldeas y veredas.

Desprovisto de seguridades externas: solo un amor ardiente en el corazón y los ojos abiertos a toda miseria humana.

Tu estilo asusta. No sabemos ser misioneros a tu modo. Creemos que el éxito de la misión se define por nuestros apegos. Y entonces tú nos desinstalas y nos envías a curar enfermos, a anunciar que el Reino del Padre está cerca, está próximo, está aconteciendo.

De dos en dos, nunca solos. Algunos tramos en silencio pero acompañados. De dos en dos para dejar un espacio para ti. Sin dinero, sin morral, sin detenernos. Vacíos de expectativas, abiertos al camino y a encontrarte en nuestras conversaciones y en nuestras propias heridas.

Nos envías para sanarnos de esa enfermedad de permanecer encerrados en nuestros miedos y en nuestras tristezas, encadenados a rencores viejos. Nos envías como corderos en medio de lobos. Nos envías para curar nuestra vida. Nos envías para curar la vida.

Curar heridas, curar la vida, expulsar demonios. Cuando dijiste "La cosecha es mucha y los trabajadores pocos", no buscabas expandir tu negocio, sino curar toda la vida. Curar nuestras soledades, sanar nuestros miedos insanos para hacerlos funcionales. Curar la vida, hacer lo que tú hiciste siempre.


domingo, 20 de enero de 2019

Sin signos, no hay significado


II Domingo del Tiempo Ordinario

20 de enero de 2019


La boda en Caná (Jn 4, 1-11) ¡Texto del evangelio aquí!

"Esto que hizo Jesús en Caná de Galilea fue el primero de sus signos" (Jn 4, 11) 
Me gusta que Juan utilice la palabra "signo" y no "milagro". Quizá la segunda apunta mas hacia a una mentalidad mágica, mientras que la primera me invita a descubrirme como significante necesitado de signos para acceder al significado. 

El texto de Jn tiene muchos personajes: el testigo que narra, María, los novios, Jesús, el mayordomo, los sirvientes... Colocados en la perspectiva de cada uno de ellos, uno puede adentrarse en el relato y descubrir una buena noticia. 

Como ex alumno y colaborador Marista, este texto me hace ver a María de Nazaret en una faceta no acostumbrada: María que se salta las trancas, que parece decirle a Jesús, como una madre a la mexicana: "No me importa si no ha llegado tu hora, has de mirar que en esta boda la alegría se acabó... por que lo digo yo, que soy tu madre". La Señora de Nazaret, sencilla y discreta, aleccionando al Hijo, desarmando la teología del cuarto evangelista, indicándole que la hora ya llegó... Miro a María y la siento mi Buena Madre al evidenciar ante Jesús nuestras fiestas sin la alegría "mejor". Aunque sin imponerse -aquí ya no sería la madre a la mexicana- y sin aventar la chancla, sino simplemente señalar: "Hagan lo que él les diga". El mayor imperativo marista que alguien haya podido darnos. 

Juan habla de siete signos en su evangelio, y éste es el primero de ellos. Y pienso en una vida sin signos, en una existencia plana, rutinaria y monótona. Como ir en la carretera y pasar un largo tramo sin signos, sin saber cuánto falta para la gasolinera o para el próximo poblado. Sin saber en qué kilómetro voy para pedir ayuda si fuese necesario. Una vida sin signos y por lo tanto, de vacía de significado. 

El primero de los signos: aunque este ciclo C de la liturgia está tomado en su mayoría del texto de Lucas, descubro en este texto de Juan la buena noticia de que Jesús inicia su recorrido -litúrgicamente hablando- colocando signos en la carretera de la vida. Que están ahí para ayudarnos a acceder al significado profundo de la existencia. Para ponernos en camino (precisamente es Lucas quien presenta a Jesús "en camino"). 


lunes, 14 de enero de 2019

En el río, no en el templo..

Domingo 13 de enero de 2019
Bautismo del Señor 

Lc 3, 15-16. 21-22

Me gusta la imagen de Jesús dejándose bautizar por Juan, el profeta del desierto. Sobre todo por lo que entraña esa extraña decisión, que aparece narrada en los cuatro evangelios: un Dios que se ha tomado en serio el asunto de ser hombre.

"El pueblo estaba expectante..." Me imagino a Jesús compartiendo esa expectativa, como parte del pueblo. Y gracias a ella -y precisamente por ella- se aleja de Nazaret y va en busca del profeta del desierto. Lucas no nos narra cómo ni por qué llega Jesús hasta Juan, el que bautiza. Simplemente nos lo presenta como uno más del pueblo, compartiendo su expectativa. Este Jesús me fascina; movido por un anhelo, busca, se pone en camino.

Y tras de él vamos también nosotros. Movidos por un anhelo de algo más. Inquietos por que no nos resignamos a que la vida sea solo la dominación de Roma o de Herodes, de los nuevos imperios y de los nuevos tiranos. Creemos que hay algo más; y esa intuición nos mueve, y nos ponemos en camino.

Acompañando grupos de jóvenes, me doy cuenta que la Iglesia ya no resulta para muchos de ellos un espacio dónde buscar. Parece que el cielo está cerrado y no hay acceso a él. Sin embargo, el anhelo de algo más sigue intacto. Lo percibo entre lineas en sus comentarios en clase, en lo que comparten, en sus tweets y en sus memes. Y entonces contemplo a Jesús, fuera del recinto religioso, fuera del templo, buscando en un río las palabras de fuego del profeta del desierto.

Y ahí, en ese espacio no religioso, a donde su búsqueda le ha llevado, tras ser bautizado, el anhelo encuentra tierra donde echar raíz: "Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado". La forma de narrarlo de Lucas me hace click: "el cielo se abrió" ... ¡fuera del recinto religioso! El Bautismo de Jesús no es el templo, sino en un río. Y cuando el cielo se abre es para revelarnos -o recordarnos- identidad: la vida es algo más que ser dominados por el tirano. La vida es ser -y vivir como- hijos.


lunes, 19 de noviembre de 2018

La migración es la anarquía por otros medios...


"Sólo en el mundo por venir (es decir, en el del cumplimiento) puede manifestarse 
la auténtica potencia divina de otro modo que como destructiva.
[…] sólo en la comunidad, nunca en las «instituciones sociales» existentes, 
viene a manifestarse lo divino, sea ya sin violencia o con violencia." 
W. Benjamin


A propósito de la apocalíptica, algunas notas rápidas en torno a lo que está ocurriendo sobre las caravanas migrantes:

1. No creo poder decir qué sea en sí este fenómeno, al menos no todavía. Hay muchas personas que han corrido a calificarlo desde manipulación masiva hasta como nuevo movimiento social. No descarto la posibilidad de que haya algo de ello, pero me parece apresurado sacar conclusiones que desacrediten o ensalcen el fenómeno. En todo caso, parecería la presencia de una forma muy antigua de migración –las caravanas eran el modo más seguro– que se hace presente en nuestra época.

2. La realidad afecta sin límites. Pareciera que hay capas de realidad, pero tal vez se trate más bien de distancia y de las distintas mediaciones y creaciones humanas que nos sirven para mantener la distancia. Quienes hoy viven las incomodidades y malestares asociados a la presencia de la caravana –también quienes temen llegar a sentirlos– han experimentado una reducción de la distancia. La realidad se torna más densa e intensa. No es que no estuvieran en la realidad antes, sino que la distribución de la realidad como dinámica y como posición les había favorecido colocando en un punto en el que lo que ocurre no se siente ni se ve con tanta intensidad y “realidad”. Así como en los sistemas de drenajes, lo indeseado o desechado de nuestra sociedad y sistema político-económico se distribuye hacia otros puntos en los cuales generalmente se acumula y llega a convertirse en una zona que, tarde o temprano, dejará sentir su influjo en el resto del mundo, mucho más si se trata de una zona habitada.

3. La realidad no distingue. Sea que se trate de quien ayuda a quien lo necesita y apoya solidariamente, sea que se trate de un anti-migrante, los efectos de esta realidad que se vuelve “más real” y no es sólo virtual o parte de una imagen se dejarán sentir sin miramientos. La meritocracia no tiene potestad en esta situación. Tanto lo sentirá quien ayuda como quien no. Tal vez por eso algunos quisieran que regresaran a la virtualidad… o reforzar los mecanismos de la distancia.

4. Estamos en un mundo. Y es un mundo en el que las cloacas y drenajes se van llenando, y precisamente se saturan con lo que nosotros mismos producimos, desechamos, y con lo que sostiene nuestro estilo de vida. Cuando esto ocurre, las vidas que, sin necesariamente aspirar a un vida de lujos, se ven cada vez más identificadas con los desechos, o buscan salida o se transforman en eso: seres des-hechos. Los des-hechos son en buena parte fruto de nuestros desechos, y los tratamos como desechos.

5. Los des-hechos se resisten a ser desechos. Los llamo des-hechos también porque contradicen nuestros “hechos”, nuestro orden del mundo, ese que implica que la responsabilidad legal absorba la responsabilidad moral, o peor aún, que pretende que la no-responsabilidad legal (lo que la ley no obliga) justifica la irresponsabilidad moral (lo que un sentido aunque sea mínimo de humanidad sí exige). La lógica del “que coma el que tenga para pagar” se ve confrontada por la lógica del “un vaso de agua y el pan no se le niega a nadie”, lógicas que curiosamente suelen ubicarse en sectores económicamente bien definidos.

6. La migración es la anarquía por otros medios. La anarquía rechaza fuertemente al Estado. No utiliza argumentos teóricos, todo lo contrario, son muy concretos. Si un sector de la población no percibe ningún beneficio por parte del Estado, ¿por qué habría de respetar nociones como fronteras, documentos de identidad, trámites legales? ¿No es curiosamente el fenómeno migratorio contemporáneo un fuerte desafío al Estado moderno? Tal vez haya que considerar que no se trata de una anarquía radical, pues en parte esperan contar con el apoyo –o al menos con la no agresión– de otros “Estados”, pero aún así, parecieran ser la expresión más desafiante y menos beligerante de la negación del Estado que podemos constatar hoy. Atravesar más de un país, sin pensar en nada más que vivir, salir de la zona de desecho, enfrentar la dureza de una realidad que también conlleva rechazo de otros, violencia y resistencias, nos habla de una realidad que ya no es contenida por el Estado, la violencia del Estado se ha hecho cada vez más patente, incluso bajo la forma de legalidad. No se trata simplemente de afirmar que ningún ser humano es ilegal, sino que el Estado como forma de distancia y control último parece sostenerse sólo por el deseo de unos de ser preservados de la misma realidad. No condeno absolutamente ese deseo sino que señalo que sus condiciones de realización son terribles humana y ecológicamente hablando. Al estar entre la inmunidad y la comunidad en este tiempo de realidad virtual, parece que lo virtual produce des(h)echos muy reales, mientras que lo real se nos acerca ahora inexorablemente sea bajo la forma de nuestras propias violencias identitarias y de estilo de vida, o bien desde el exceso de realidad que viene de los des(h)echos.



domingo, 28 de enero de 2018

La "funcionalidad" de la sinagoga


IV Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo B)
26 de Enero de 2018
"Jesús enseña en Cafarnaún y cura a un endemoniado" Mc 1, 21-28

Jesús es el profeta (1era Lectura: Dt 18, 15-20) del Reino de Dios, el hombre totalmente disponible a escuchar la voz que libera (Salmo Responsorial: Salmo 94) y por lo tanto el hombre sin el corazón dividido (2da Lectura: 1 Co 7, 32-35).


El texto del evangelio de Marcos que la liturgia nos presenta hoy, coloca a Jesús en un escenario religioso de gran tradición para el pueblo judío: la sinagoga. Recordando que el evangelio de Mc es el primero que se ha redactado y tomando en cuenta que estamos en el capítulo 1, entendemos entonces que ésta es la primera aparición de Jesús en ese espacio tan significativo como lo es la sinagoga. 

Probablemente para nosotros, pensar en la sinagoga es como pensar en una parroquia o un espacio físico al que vamos a meditar semanalmente más como a consumir un servicio religioso/espiritual. Sin embargo, el judío tiene una relación mucho más fuerte con la sinagoga que la que muchos de nosotros tenemos con los espacios religiosos. 

Hay que recordar que en tiempos de Jesús no existen "escuelas" como las nuestras, en tiempos de Jesús. La sinagoga funciona para sostener tradiciones religiosas, mismas que son transmitidas de generación en generación. En este sentido, la sinagoga tiene una función educativa. El vínculo que el judío tiene con la sinagoga es integral y por lo tanto más sólido.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo: A diferencia de otros hombres que sufren, (como el leproso por ejemplo, o el ciego que yace en las puertas), éste no ha sido excluido de la comunidad. Hay una fuerza dentro de él que le impide ser libre y pleno. Y al parecer, la sinagoga no ha podido "curarlo", sino solo permitirle que esté ahí. La enseñanza de los escribas, que según el texto ejercen sin "autoridad", no ha podido liberar al hombre poseído. Como si tanto hablar sobre Dios los incapacitara para actuar conforme a la voluntad liberadora de ese Dios del que dicen hablar. 

La sinagoga ha funcionado entonces como un espacio de discurso religioso, pero no de una praxis religiosa. En ella se comentan los mandamientos, qué se puede hacer y qué no. Funciona como un engranaje más de una sociedad que necesita estos espacios religiosos para tranquilizar la conciencia (hoy diríamos una homilía "bonita" que escuchamos en misa, o una clase de catecismo o charla en un grupo pastoral "tranquilizadora", tanto que nos impide estar "intranquilos" ante el hombre poseído). 

¿Será esta funcionalidad la misma hoy en nuestras comunidades? 

El Jesús de Marcos arranca desde el capítulo 1, entrando en conflicto con la sinagoga (la curación se lleva a cabo en sábado) conflicto que se desarrolla a lo largo de todo el evangelio de Mc; conflicto que le llevará a la muerte. Conflicto que surge por romper la funcionalidad de la sinagoga, como espacio de discurso, incapaz de liberar al hombre. 

domingo, 5 de noviembre de 2017

"La verdadera religión" o "la verdad de la religión"



Un relato que antepone dos lógicas: 

1. Por un lado, la lógica de los que buscan (y al parecer encuentran) en la religión, la justificación divina para "estar arriba": sentarse en la cátedra de Moisés, actuar para buscar la adulación, ser vistos, ocupar los primeros lugares.
En esta lógica estamos los que buscamos "la verdadera religión", no "la verdad de la religión", es decir, aquella que nos garantice ser parte de una élite que pueda mirar al resto desde la mirada del que está arriba, del que tiene la razón, del que no se equivoca, del que está en lo correcto. 

2. Por otro lado, la lógica de los de abajo: "Ustedes, en cambio... todos hermanos". La lógica de los que buscan la verdad revelada, no solo de la religión, sino de la vida entregada de Jesús de Nazaret: la fraternidad subversiva: "Ustedes, en cambio": subvertir, mirar desde abajo, desde la mirada de los arrojados a los bordes. 

La Buena Noticia: la lógica de Jesús, el marginado,  el que es libre porque no busca la adulación, y por ello se ha tomado muy en serio su manera de sentir, de pensar y de actuar, ahora es (si queremos) la nuestra.