domingo, 28 de enero de 2018

La "funcionalidad" de la sinagoga


IV Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo B)
26 de Enero de 2018
"Jesús enseña en Cafarnaún y cura a un endemoniado" Mc 1, 21-28

Jesús es el profeta (1era Lectura: Dt 18, 15-20) del Reino de Dios, el hombre totalmente disponible a escuchar la voz que libera (Salmo Responsorial: Salmo 94) y por lo tanto el hombre sin el corazón dividido (2da Lectura: 1 Co 7, 32-35).


El texto del evangelio de Marcos que la liturgia nos presenta hoy, coloca a Jesús en un escenario religioso de gran tradición para el pueblo judío: la sinagoga. Recordando que el evangelio de Mc es el primero que se ha redactado y tomando en cuenta que estamos en el capítulo 1, entendemos entonces que ésta es la primera aparición de Jesús en ese espacio tan significativo como lo es la sinagoga. 

Probablemente para nosotros, pensar en la sinagoga es como pensar en una parroquia o un espacio físico al que vamos a meditar semanalmente más como a consumir un servicio religioso/espiritual. Sin embargo, el judío tiene una relación mucho más fuerte con la sinagoga que la que muchos de nosotros tenemos con los espacios religiosos. 

Hay que recordar que en tiempos de Jesús no existen "escuelas" como las nuestras, en tiempos de Jesús. La sinagoga funciona para sostener tradiciones religiosas, mismas que son transmitidas de generación en generación. En este sentido, la sinagoga tiene una función educativa. El vínculo que el judío tiene con la sinagoga es integral y por lo tanto más sólido.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo: A diferencia de otros hombres que sufren, (como el leproso por ejemplo, o el ciego que yace en las puertas), éste no ha sido excluido de la comunidad. Hay una fuerza dentro de él que le impide ser libre y pleno. Y al parecer, la sinagoga no ha podido "curarlo", sino solo permitirle que esté ahí. La enseñanza de los escribas, que según el texto ejercen sin "autoridad", no ha podido liberar al hombre poseído. Como si tanto hablar sobre Dios los incapacitara para actuar conforme a la voluntad liberadora de ese Dios del que dicen hablar. 

La sinagoga ha funcionado entonces como un espacio de discurso religioso, pero no de una praxis religiosa. En ella se comentan los mandamientos, qué se puede hacer y qué no. Funciona como un engranaje más de una sociedad que necesita estos espacios religiosos para tranquilizar la conciencia (hoy diríamos una homilía "bonita" que escuchamos en misa, o una clase de catecismo o charla en un grupo pastoral "tranquilizadora", tanto que nos impide estar "intranquilos" ante el hombre poseído). 

¿Será esta funcionalidad la misma hoy en nuestras comunidades? 

El Jesús de Marcos arranca desde el capítulo 1, entrando en conflicto con la sinagoga (la curación se lleva a cabo en sábado) conflicto que se desarrolla a lo largo de todo el evangelio de Mc; conflicto que le llevará a la muerte. Conflicto que surge por romper la funcionalidad de la sinagoga, como espacio de discurso, incapaz de liberar al hombre.