Entrar en el Reinado de Dios:
Pobres como Dios, que es dignamente libre como un mendigo que no posee ni es poseído sino que despierta la caridad en otros al extender su mano en espera de respuesta
Llorar como Dios, que sufre lo que pasa en nuestro mundo sin dejar de tener presente la bondad que aún hay en él
Mansos como Dios, que no tiene lugar en este mundo sino como gesto de hospitalidad, no de violencia asesina
Hambrientos y sedientos de justicia como Dios, que se sacia saciando a otros por el exceso de su lúcida gratuidad
Misericordiosos como Dios, que hace gestos que atienden a la miseria de otros y que asumiéndola como uno de nosotros, se abre también a nuestra misericordia
Limpios de corazón como Dios, que hace posible que se dé en nuestro mundo lo que sólo su amor puede realizar, transparentes para que sea perceptible su amor
Hacedores de paz como Dios, que persiste en medio de la violencia y del mal en la apuesta amorosa que nos revela como sus hijos por ser íntimos a su corazón
Perseguidos por causa de la justicia como Dios, que no halla lugar en este mundo por entregarse en la búsqueda de cómo dejar que su amor nos rehaga y rehaga nuestro mundo